viernes, 2 de enero de 2009

¿Una imagen vale más que mil palabras?











Las civilizaciones primitivas ya se comunicaban y hacían pinturas rupestres en las cuevas. Los orientales utilizaban los ideogramas o pictogramas, los egipcios unían escritura e imagen en los jeroglíficos.

La imagen siempre ha sido una realidad viva en el entorno humano. En cada período histórico ha habido formas específicas de expresión icónica. Por lo tanto, esto no es algo que hayamos inventado los modernos del siglo XX. Antes que la televisión y la escritura ya se utilizaba el poder de la imagen, y con ella la gente se comunicaba.

Cada símbolo constituía la representación figurada, simbólica, de una parte del entorno social y humano en el que se desarrollaban.
Luego vendrá la práctica xilográfica- grabado en madera- y el grabado aburil.

La pintura es el sistema representativo por excelencia del Renacimiento. Es entonces cuando se configura un pensamiento visual basado en la imagen única. De aquí se ha ido evolucionando hasta llegar a la designación iconográfica actual. Un buen ejemplo son los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, son la explicación visual de la historia de la salvación, todo un programa de imágenes que auna lo clásico y lo cristiano.

Se seguirán haciendo experimentos con la imagen hasta descubrir la fotografía, que más tarde se unirá al cine. Desde entonces los medios audiovisuales evolucionan rapísimamente.

Las tecnologías avanzan y avanzan y no se sabe cuándo van a parar. Los medios de comunicación utilizan imágenes para captar la atención de la gente. Toda imagen es retórica. A esta estrategia unen los artificios de la literatura escrita- hipérbole, metonimia, sinécdoque- y así buscan el asentimiento persuasivo y emotivo por parte de los receptores.
Una imagen habla por sí sola, implica un significado o más, su lectura es múltiple. El texto puede controlar o complementar el mensaje visual. En muchos casos resulta decisivo para dejar claro el sentido que se le quiere dar a la imagen, lo que realmente se quiere transmitir. Es necesario saber leer una imagen para descifrar sus significados, sugerencias e intenciones.
Un ejemplo actual de una imagen con una fuerte connotación.


Bibliografía:

- El poder de la imagen, Domènec Font. Aula Abierta Salvat

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