Livingstone es un hombre inquieto del siglo XIX que un día decide dejar su país natal, Inglaterra, e irse a África con su mujer, Mary Moffat, a hacer misión entre los nativos.
En tierras africanas se adentra en el desiertode Kalahati, y descubre el Lago Zambeze. Recorre el continenente de punta a punta. Va desde el Océano Atlántico hasta el Índico y encuentra las Cataratas Victoria, nombradas así por él en honor a la reina.
Después de ocho años como misionero en aquellas tierras vuelve a Inglaterra en busca de ayuda y más fondos para su nuevo proyecto. Livingstone quería facilitar el acceso a los misioneros y a la actividad comercial al primitivo continente.
Entre 1858 y 1863 realiza su segundo viaje, una exploración a Zambeze. Descubre los rápidos de Kabrabasa, un río innavegable que hace que la misión resulte muy dura.
Muchos de los compañeros de viaje del explorador mueren, incluidos su mujer y su hermano.
Esto fue muy criticado por los ingleses que, ante el fracaso de la expedición, se mostraban reacios a dar otra oportunidad al viajero.
Pero en 1866 la Royal Geographical Society británica encarga al señor Livingstone una nueva aventura: se han de fijar las fuentes del Río Nilo. Para ello el doctor debe investigar el Lago Nyassa ( en Malawi), el Lago Victoria, algunos ríos centroafricanos y el Río Congo hasta su desembocadura.
Durante el viaje el grupo expedicionario sufre robos, y muchos desertores llevan a las costas la falsa noticia de que Livingstone ha muerto.
El primer año de búsqueda llegan al Lago Tanganika y más tarde al Lago Mweru y Bangweulu, zona llena de traficantes de esclavos árabes y de tribus indígenas.
El explorador cae enfermo en varias ocasiones y es herido y capturado por tribus nativas. Livingstone va siempre a recuperarse a Ujiji, lugar donde hay suministros y correo.
En 1871, el periodista Henry Morton Stanley es enviado por el periódico New York Herald a bucar a Livingstone. Lo encuentra entre los nativos y se dirige a él con la conocida frase:
" Doctor Livingstone, supongo" a lo que el explorador le contesta: " ¿ Qué pasa por el mundo?".
Livingstone no estaba perdido en África, simplemente había dejado de comunicarse con "el mundo", estaba a gusto entre aquella gente cerca del Lago Tanganika.
Los dos ingleses pasan unos meses juntos y depués se despedirán para siempre. Stanley vuelve a la civilización, mientras que Livingstone seguirá hasta el último de sus días en su querida África, donde aún descansa su corazón a los pies de un árbol mulva.
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