miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Publicidad o manipulación televisiva?


En mi opinión es bastante obvio que la publicidad "juega" con los sentimientos de la gente. Es la forma más eficaz de influir en las personas. Los anuncios -en especial los televisivos- intentan tocar la fibra sensible de los receptores. Pero, ¿es esto ético? Hay un límite entre moral y persuasión que en un muchos casos se sobrepasa.
La clave estaría en respetar siempre la libertad de decisión de las personas, y para esto es necesaria una buena formación. La capacidad crítica se hace imprescindible en una sociedad como la nuestra en la que los medios nos desbordan.

La televisión influye en nuestros comportamientos: actitudes, normas, ideología política, valores y hasta una visión general del mundo. Este medio de comunicación tiene un gran poder de socialización que se lleva a cabo con potentes armas de seducción. La televisión representa la cultura del deseo.
Quien tiene la información tiene el poder, y la televisión cada vez acapara más información. Cuantos más datos se den acerca de lo que se quiere vender más credibilidad tendrá y mejor será el resultado final.

Pero volvamos al tema de la publicidad en sí misma. En ella se venden valores, se utilizan mecanismos emotivos que pasan desapercibidos. Lo que vende, en definitiva, son las sensaciones. No nos ofrecen un coche, una colonia, una casa, sino felicidad, amor, salud, belleza.

Por todas estas artimañas -de las que echan mano los publicistas- nos surge la duda de si nos encontramos ante una manipulación de la información. Uno se pregunta si lo que le cuentan es verdad o mentira, si se trata de solidaridad o de un simple negocio. Y la mayoría de las conclusiones que sacamos son negativas. Muchos "profesionales" de la publicidad se valen de cualquier cosa que tenga morbo y llame la atención, que de pena o llegue al corazón de la gente, para sacar adelante una campaña. No se paran a pensar en las personas que pueden sentirse dolidas porque esa publicidad ataca directa o indirectamente a su religión, su condición social, o simplemente a su estilo de vida.
Muchos son los intelectuales que han analizado este problema y denuncian la manipulación consumista. En la comunicación moderna se gastan millones y millones para despertar en personas que no pueden permitírselo el deseo de comprar cosas innecesarias.

Sé que quizá doy una visión un poco pesimista de la situación, pero hace falta plantar cara los medios. Uno no puede hacer como si nada cuando ve una signo de racismo o de maltrato en la publicidad. Hay que tener los ojos bien abiertos y una actitud de crítica con los medios.

Dos buenos ejemplos de publicidad "sentimental", que a mi parecer no son ofensivos pero si utilizan los sentimientos para llegar al público:










Bibliografía:

- http://www.arbil.org/89mart.htm

- http://www.ucm.es/info/especulo/numero30/persuaci.html

- http://es.wikipedia.org/wiki/Publicidad

- http://www.monografias.com/trabajos12/formocul/formocul.shtml

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